Pobreza, infancia y salud mental: Algunas sugerencias para entender qué pasa y para procurar felicidad con las respuestas

 In Infància i família al segle XXI, Notícies

I. Pensemos en las miradas

Antes de ponernos a considerar trastornos una mirada respetuosa y justa nos obliga a pensar cual es el lugar de lo social en nuestra comprensión de la salud y en nuestra interpretación del malestar. La aplicación de nuestros esquemas interpretativos siempre funciona con quien no le queda más remedio que aceptarlos para ser ayudado (niño y además pobre). Hay que preguntarse siempre si no estaremos añadiendo injusticia a la injusticia con nuestros diagnósticos y nuestros tratamientos.

II. Infancias bajo los efectos de la pobreza

¿Por qué la pobreza provoca más daños en la infancia? ¿Qué ocurre en la vida de un niño, de un adolescente, cuando su entorno es permanentemente pobre, o cuando todo entra en crisis porque no hay el dinero necesario? Deberíamos pensar, al menos, en los daños causados, en las privaciones de estímulos y de experiencias en positivo, en los contextos de caos, en los futuros imposibles, en las respuestas negadas.

III. Recordemos que no vale cualquier respuesta

Nunca debe olvidarse que ayudar a los niños y niñas obligados a vivir en pobreza siempre significa, en primer lugar, facilitar recursos económicos para que su familia salga del empobrecimiento. Pero, como esta lógica de hacer justicia no suele estar muy disponible y puesto que, además, en determinadas situaciones de pobreza grave consolidada, es posible que no sea suficiente, estamos obligados a pensar cómo evitar los daños, cómo llenar las carencias, cómo compensar los sufrimientos, cómo fortalecer a los niños y niñas para que puedan protegerse…, sin dejar de esperar que (y luchar para que) la pobreza monetaria adulta vaya desapareciendo de sus vidas. Por eso debemos empezar siempre por recordar cómo restaurar derechos.

Jaume Funes
Psicòleg, educador i periodista.

 

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